Aisshhhh, qué mona estoy en el Star System. Un beso para todos que los traigo frescos!Lo estábais barruntando pero no sabíais exactamente que era, algo habíais oído pero no llegábais a saber cuál era ese evento del que todo el mundo habla.... no lo penséis más, sí, estáis en lo cierto, se trata de mi cumpleaños.
Como cada año llegado el tres de noviembre, se conmemora aquel día en el que mi madre rompió aguas y tras mucho apretar apareció lanzado al mundo, indefenso y sanguinolento como todos los bebés, aquel cuerpecito neonato que, con el tiempo, se fue convirtiendo en todos mis "Yo", uno tras otro: el Yo de 5 años que pedía sopa todas las noches como estrategía para prolongar el seguir estando despierta, mi Yo de 11 años con la cabeza rapada que se pegaba con todos los chicos del colegio, mi Yo de 16 años que se olvidó de su cumpleaños elmismito día de su cumpleaños y se acordó al poner la fecha en un examen de latín, el Yo facultativo desde los 18 hasta los 23, que vivía alegre y despreocupado, estudiando, entregado al placer y conociendo a las mejores personas que conocerá siempre y que, por suerte siguen manteniéndose en el Yo actual. Y justo ése, el Yo actual, de casi 27 años, que me martiriza sin querer abandonar las grasas que se le han pegado al culo, con ojeras, con gastritis, ensoñaciones de artista, con una casa decorada de Ikea, empleado en comunicación con un puesto difícil de explicar, hipotecado hasta las cejas, un Yo cada vez más rojo si es que los ideales tienen colores, un Yo cada vez menos rojo si es que la vergüenza es roja, un Yo comunicóloga, mi Yo... en definitiva, que, como cada año, con la cercanía del tres de noviembre le da por reflexionar y mirar hacia atrás con ira o sin ella y hacer el balance de lo bueno y malo, como la Torroja.
Ojalá que mi nuevo Yo -que no sé cuando empezará por la simple razón de que no sé cuando terminará este- siga conservando este espacio de comunicación o, lo más importante, siga conservando a las personas que movidas por aun no sé qué, entran en esta página y leen... o escuchan. Ojalá que este círculo de relaciones vaya creciendo. Ese será mi regalo. Gracias a todos por dármelo.
Como cada año llegado el tres de noviembre, se conmemora aquel día en el que mi madre rompió aguas y tras mucho apretar apareció lanzado al mundo, indefenso y sanguinolento como todos los bebés, aquel cuerpecito neonato que, con el tiempo, se fue convirtiendo en todos mis "Yo", uno tras otro: el Yo de 5 años que pedía sopa todas las noches como estrategía para prolongar el seguir estando despierta, mi Yo de 11 años con la cabeza rapada que se pegaba con todos los chicos del colegio, mi Yo de 16 años que se olvidó de su cumpleaños elmismito día de su cumpleaños y se acordó al poner la fecha en un examen de latín, el Yo facultativo desde los 18 hasta los 23, que vivía alegre y despreocupado, estudiando, entregado al placer y conociendo a las mejores personas que conocerá siempre y que, por suerte siguen manteniéndose en el Yo actual. Y justo ése, el Yo actual, de casi 27 años, que me martiriza sin querer abandonar las grasas que se le han pegado al culo, con ojeras, con gastritis, ensoñaciones de artista, con una casa decorada de Ikea, empleado en comunicación con un puesto difícil de explicar, hipotecado hasta las cejas, un Yo cada vez más rojo si es que los ideales tienen colores, un Yo cada vez menos rojo si es que la vergüenza es roja, un Yo comunicóloga, mi Yo... en definitiva, que, como cada año, con la cercanía del tres de noviembre le da por reflexionar y mirar hacia atrás con ira o sin ella y hacer el balance de lo bueno y malo, como la Torroja.
Ojalá que mi nuevo Yo -que no sé cuando empezará por la simple razón de que no sé cuando terminará este- siga conservando este espacio de comunicación o, lo más importante, siga conservando a las personas que movidas por aun no sé qué, entran en esta página y leen... o escuchan. Ojalá que este círculo de relaciones vaya creciendo. Ese será mi regalo. Gracias a todos por dármelo.
